
Por si todavía quedaba alguna duda de que estos seres son nuestros parientes, ahí va esa mirada curiosa e inteligente. Una de las muchas tomas que hice en el santuario de Jigokudani, en la prefectura japonesa de Nagano, toda una fuente de éxtasis para fotógrafos y afines.
No hay comentarios:
Publicar un comentario