Pingyao ofrece a veces a sus visitantes y "fotorretratistas" el encanto de las puertas entreabiertas. El encanto visual y metafórico, quiero decir, porque en el fondo toda puerta entreabierta representa por lo general el lado más "hijoputa" de la condición humana. No hay cosa más insoportable que el no saber si quienes te rodean van o vienen, entran o salen, te abren las puertas o te las cierran...
martes, 9 de junio de 2009
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